La temblorosa fragilidad de la última carta
El tiempo vacío
desliza silencios sobre el agua gris;
hay tristeza en el temblor de las flores.
En este ambiente acuoso,
escribo la última carta,
llenándome de heridas los abrazos
y los ojos.
No se oye nada
salvo el sonido de las hojas que crujen
como si fuera
un llanto acostumbrado a escucharse;
la voz regresa del interior
agotada de tanto llorarse.
Escribo,
los dedos se estremecen,
y la boca late.
Enamorada de tus escritos, fin.
ResponderEliminarMuchas gracias! Es un honor recibir comentarios así. Mil gracias. :)
Eliminar