la tristura estaba escondida
tras mi paladar,
ni siquiera me arriesgué a rezar,
los dioses siempre han estado dormidos...
te sentía temblar,
me sentía llorar
miedos acurrucados al unísono
Bécquer lo sabía,
siempre tuve alegre la tristeza y triste el vino
Muy lírico. Saludos
ResponderEliminarAgradecida. Saludos!
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