Noche 473

la tristura estaba escondida 
tras mi paladar,
ni siquiera me arriesgué a rezar,
los dioses siempre han estado dormidos...

te sentía temblar,
me sentía llorar

miedos acurrucados al unísono

Bécquer lo sabía,
siempre tuve alegre la tristeza y triste el vino




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