La noche llega marmórea.
En los cristales, pequeñas gotas resbalan calladas;
caen,
mueren aplastadas.
Como las palabras en la garganta sin vestido ni aire,
pegadas al nudo férreo
que no siempre está,
pero que nunca se marcha.
La noche llega.
Marmórea.
Me aplasta.
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