Cuando amanece

 por las noches,

me miro el corazón;


es un fuego fatuo 

que se renombra a sí mismo

al caer el sol


nos miramos trémulos

y en esa pequeña inquietud,

casi creemos conocernos

a pesar de ser dos extraños

que sólo se juntan

en el pequeño latido

que muere

cuando amanece

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