Septiembre siempre me acerca a ti.
Me despierta la inquietud
y un asomo de tristeza
que llevo callados bajo la lengua.
Y desploma la cordura
junto a la lápida fría
rodeada
de flores amarillas temblorosas.
El grito de nostalgia detenido
revive en Septiembre,
y sale por los poros
dibujando espaldas donde sólo hay alfileres.
Y con la lluvia
crece la ternura
en una debilidad perenne.
Septiembre no tiene remedio;
trae recuerdos
que derrotan muy despacio
todas las defensas;
los muros se derrumban como castillos de arena
en el desborde
del agua luminosa
que condena.
Y cada vez mas cerca,
el otoño se vislumbra
como un pesar precioso
que acordona la vida
a la reserva perentoria de una pena,
que va en pos
de una presencia
inexistente.
Y es que Septiembre
es el mes traidor de la memoria;
el mes que todo lo trae de vuelta.
Y en el fondo de las palabras tristes
que el tiempo no perdona,
toma forma
el irremediable sentido del poema.
Y me desborda.
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