Bendición

El acto de fe de estar perdida,
estirar las manos,
dedos entumecidos por la furia del amor,
agarrar nada;

silencio en los párpados,
el llanto se acuna en la garganta,
¿quién puede dormir
cuando la piel se deshabita bajo las sábanas?

He retenido la aspereza del recuerdo
como un cántaro lleno 
de esperanza,
pero hay grietas que filtran una oscuridad
casi de infierno,
y trago el veneno que me ofrece
el milagro de tu vida.

Tu verso, tu verso...

en esa resonancia tenebrosa
todo deviene
en una espera angustiosa y veinte inviernos

y ese frío a ambos lados del silencio...

Creo que floreció la pena;
bendito sea nuestro hasta siempre
en la lágrima eterna.

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