Tormenta


A luna de hoy,
no hay espacio entre las palabras y el silencio.

Alguien cantó
durante una milésima de segundo
fue suficiente para ahogar la boca
antes del susurro.

Cubrió tres años,
pero pasó tan fugaz...

Se acerca la tormenta,
soy muy consciente que la tengo cerca
pero he vuelto a mirar hacia atrás
y se me ha hecho sal el corazón.

Quién me protegerá
de la eterna canción 
que nunca,
nunca va a dejar de sonar? 

Confieso el miedo extremo
y la valentía vestida de ya no;

luego, si acaso,
en un espejo roto...

me obligo al presente
y me veo;

y soy yo misma venida a menos;
una muesca marcada
en la cama de cualquier hospital
al que se le ha derrumbado el techo.

Convalecencia interina

por la falta de abrigo
en las noches de verano.

Y qué extraño el llanto que apenas se oye...


En este pantano sin ventanas abiertas

puedo afirmar
que me va a estallar la cabeza.

Espera, dice mi sangre,
espera,
que aún no estoy seca.

En realidad,

en cada suspiro que gotea,
no hay sol que por dolor no venga.

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