Desde que perdí tus manos,
mis sueños no tienen raíces.
He roto espejos,
he seguido curvas rompiendo rectas,
he guardado la voz
y he lanzado mis pasos lejos del centro
de mi cuerpo.
Sigo tejiendo mi vida;
una tela áspera que cubre los días
que ya no quieren venganza.
Ahora comprendo los silencios.
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