más de cien candados y una espera:
ese cielo mío que nunca llega
(¿brillan las estrellas?)
(¿brillan las estrellas?)
mira,
me mantengo en pie
absorta y extraña,
pero eso sí,
las manos en el agua
(helada,
(helada,
como tantos nosotros)
y yo,
y yo,
aun muriendo de pena,
te habría dado mis ojos
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