Pasos ajenos


Regreso a mi cubículo.

Entono la canción antigua
entre dientes
mientras acaricio las letras en las paredes.
El tiempo retomó la vida,
pero yo quedé anclada en ciento treinta y siete días
de palabras secas.

En el corazón no abrigo miedo,
ni siquiera un nombre trémulo;
vacío de caricias,
resuena vago en mi propio pecho
como si apenas tuviera vida.

Me falta un aliento
que encuentro en el aire frío del recuerdo.
Y aunque sea nebuloso e incierto,
aún me parece oír pasos ajenos
pisando por dentro.

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