Flor


Lanzo la flor
por la ventana.

Mira, cae sin apenas volar
porque no pesa nada.

La belleza de la memoria es incorpórea...

Miro hacia abajo,
la vida ha pisado los pétalos amarillos
y se han vuelto negros.

Corro, 
la cojo entre mis manos,
flor pisada,
¿quién me dio permiso
para arrancarla de tu ojal?

La primera lanza la clavé yo
al seguir la confesión asignada
a la noche marcada
con una cruz.

Pasado el tiempo,
confusión, añoranza,
viento que perturba,
¿quizás viene en tu nombre?
¿vuelves con las brumas?
¿sabes dónde estoy?

No he borrado nada,
mantengo en mi fondo el engranaje
que aún proporciona algún suspiro;
lamento musical en los cimientos
de lo que fue mi sol.

Me hiero a mí misma
plantando nuevas flores amarillas
que clavan sus raíces en el cielo.
Es por esa paz que ya no tenemos;
es por esa lluvia de la vida.

Nuestro tempestuoso atardecer.

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