Un susurro tácito


un desastre
una rotura branquial
y el aire roto

espectro de tu sombra
caminas y revuelves
tus propios cajones
buscándote

quieres ese camino,
el que lleva al mar,
a la brisa de Otoño,
el que acaricia con cierta frialdad
para que sientas el carlor
hecho llamas
por dentro

pero hay hierros
rejas altísimas 
que acotan tu propia voz

bramidos que forman diques 
que no te dejan ver
siquiera lo que estás viendo

sólo hay un tiempo,
sólo un corazón que lleve tu nombre
y lo sostenga
te grita la memoria,
pero hace mucho tiempo que aprendiste a hablar bajito

y ahora,
un susurro tácito
y patear al infortunio
con el viento que te queda

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