Recítame anocheceres


Danzas conmigo en cada incógnita
que se disfraza de viento,
entre ecos remotos de vergeles y desiertos
donde se vuelven versos los parajes
en los que nos escondemos.

Recítame anocheceres;
cuéntame que la Luna viene a vernos
para iluminar las sombras
de unos besos enterrados en agua y sal.

Es verdad, morimos por amarnos,
sin embargo,
detenemos el tiempo en cada esquina de la página
para suspirar los males que acechan
a dos corazones rotos.

No hay espacio en la negrura intermitente
de las antiguas promesas
para nuestros sueños más profundos.
Se nos pudre la realidad entre las manos,
pero no somos capaces de dejar de imaginar
esos soles en las palmas de las manos.

Algunas veces amar es un suicidio común improvisado
mientras se sigue viviendo en una vida extraña
sin estarlo.

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