Tú, Z.


Acaso rompiste las agujas del reloj en plena conciencia?
Así no se detiene el tiempo, compañera.
Sabes que hay momentos para revivir
los sueños de agua,
pero no siempre llegan cuando han de llegar.
A veces aparecen sin buscar
más que un espacio libre
en ese armario que nunca quieres cerrar,
y quedarse ahí, para susurrarte historias
demasiado complejas, pero vitales.

Dando cobijo a los pájaros,
eres nido de ligerezas no planeadas,
pero tan perseguidas como repudiadas.
Y el excedente de palabras 
te retiene en un piso franco
cuyas ventanas dan a otro paisaje
que no dejas de mirar
aunque se hayan cerrado las persianas.

Mañana el sol te volverá a dictar las obligaciones
que tanto te aterran,
y te dirás a ti misma que será sólo un rato,
y te volverás a esconder
mientras dure el día.

Hay algo que sientes
pero todavía no reconoces;
y es que en tu pecho, amiga mía,
siempre suena poesía
y siempre es de noche.

Comentarios