La maleta vacía


Un sonido estridente resonó por todo mi cuerpo.
La piel tembló                    
       y en un instante
las manos cayeron al suelo.

Mordiendo los miedos,
me enfrenté a los pedazos de espejo
que se habían estrellado con furia
contra el suelo.
Un hormigueo en el corazón
me anunció 
que ése era el día.

La puerta abierta,
las paredes rotas,
salí de mí con la maleta vacía.

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