Por una palabra de miel
he encerrado mi alma en una urna
que no admite grietas
si no vienen de tu voz.
Y el mañana siempre flota entre un ir y venir
de los recuerdos más afilados
y más amables.
La mezcla se destila como un viaje eterno
a tus manos,
allí donde me siento
sin hacer ruido
para leer los versos que respiras.
Cuando tú estás cerca
a mí me crece la vida.
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