Sin saber dónde vas


No fue.
Qué más da el tiempo,
si no es.
Soy? Ni siquiera lo sé.
Pequeño drama
demasiado usado
que amenaza cada anochecer.
Qué hay que hacer
para salir ileso del momento
en que no caes de pie.
No es fácil difuminar los ecos
de la voz de tu cabeza
que manda y ordena.
No hay adioses dulces.
Y esa es la cruda verdad.
No puedes despedirte de ti mismo.
Y simplemente huyes.

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