Y gira, gira...


Gira alrededor una habitación sarcástica.
El olvido a veces no está lleno de nada,
sólo de huecos planos
y palabras que se perdieron
y ya no son ni sombra.
Gira tenebrosa como un alma en vilo
por una voz que me arrebata la voluntad
y me dobla a su antojo.
Dentro de mi sangre hierven los despojos
de la mujer que quisieron que fuera.
Pero aprendí a ser;
una ruina en pie, una sinfonía disonante
que va en busca de amantes
en cada pedazo de papel.
Que yo ya no me quiero ver
en el espejo que siempre colgó del baño
con mi reflejo intacto al anochecer.
Ah, cerrar los ojos y descifrar
entre las llagas de mi cuerpo
la que fue más profunda, aunque no fuera la primera.
El humo me llena la esperanza
de maldiciones que cuelgan de un clavo ardiendo
que no sabe si llorar o seguir sonriendo.
Y aunque me juegue la vida,
sin saber si va a ser cruel puñalada o bendita caricia,
me aferro a él 
dejándome la piel en el intento.

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