Tenía que ser, dijo la lluvia;
y puse la piel en todo el poema.
E insistimos;
y abrazamos el mar bravío
que susurraba tristezas.
Quedó un beso de fuego en la arena.
Porque tenía que ser, vida mía:
y puse tu piel en todo mi poema.
Tenía que ser, dijo la lluvia;
y puse la piel en todo el poema.
E insistimos;
y abrazamos el mar bravío
que susurraba tristezas.
Quedó un beso de fuego en la arena.
Porque tenía que ser, vida mía:
y puse tu piel en todo mi poema.
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