Tan abisalmente cerca

Me arrastra un mar frío
que anega el corazón febril.
Me sacude el cuerpo
el temblor en las aceras
bajo la lluvia pálida que no se contiene.

Tan temibles los silencios acuosos que adornan la tristeza
-¿hemos llorado lunas o recuerdos?-
que cuentan que no hay infinito
que no contenta cientos de palabras
en un llanto ardiente.

Lo hemos descubierto:
somos un poema perdido
y tú dices
que sólo se ha salvado un verso del olvido:
tan abisalmente cerca.

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