el alma viva,
acariciaba los labios la poesía,
dos,
memoria azul de los días,
dos;
dijo que era un cielo
prender fuego a los dedos,
-corazón-
y amar, amar, amar,
delicia Norteña que me llenó de mar,
estoy soñando amaneceres
en nuestra preciosa eternidad
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