no voy a verter más flores
para los ojos trémulos
a la luz del beso
respiro la dádiva poética
que la sombra armonizó
y aunque grite
-resiste, corazón, y hazte tormenta!-
juro
que aprenderé a morir de nuevo
en mi propia sonrisa
sin dejarme matar
aunque acaricie la triste amargura
de la herida apostada
en el paladar
hoy que me dejé cerrada por dentro,
llegó la melodía y me fue abriendo
y casi,
casi resucité
(Aplausos)
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