aunque amargue el recuerdo en la boca,
y viva el llanto seco en mi regazo,
sé
que el cielo será un temblor de párpados
antes de cerrarse
que beberé tormentas para olvidarme
y ahogaré besos de niebla
en suspiros de mar
cuando llegue el tercer ocaso
mudaré las palabras y las manos
que se dejaron secar
-poético suicidio
labio a labio-
y apagará estrellas la noche
para no llorar
para ser oscura
para no brillar
cuando la vida gire la cabeza
y me quiera encontrar,
ya no estaré
porque habré renacido,
y un rayo de luna le dirá:
no, esa no es...
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