había farolas encendidas
pero no vi nuestros pasos
alejarse del instante fecundo
mientras se abría la tierra a nuestros pies
se tragó la vida
vomitó la muerte
-los restos de un corazón
dejado a su suerte-
y aun así
te escribí tantas caricias en la frente...
se hizo arena el mundo
llovió tristeza
y de las flores que clavaste en mis manos
nacieron todos los poemas
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