Regresar
y encontrar nuevos cajones
para llenar.
Bengalas en las ventanas
marcan el inicio;
y se ilumina el cielo,
y huele a flores rojas,
y a paredes verdes,
y a cuerpo capaz.
Y qué paz de repente,
qué silencio
cuando el cristal se cierra en sí mismo
y el frío no se atreve a entrar.
Shhhh, escuchad...
hay latidos todavía por dentro...
y mientras haya ruido,
habrá camino.
Y siempre se verá el mar.

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