Poética emocional



Si yo viviera ajena,
probablemente los tumultos de recuerdos
y las imágenes en blanco y negro
no me supondrían ningún escalofrío.
Pero vivo inmersa 
en este mundo de poemas,
en ese rictus de amargura
y en la ira que desprenden unos ojos
cuando la madrugada
es
demasiado
dura.

La opción es clara;
si me mantiene en pie
cuando todo alrededor se me derrumba,
si se afinca en mi alma vagabunda,
será que es algo grande,
aunque el sentimiento sea deforme
y de alguna manera amenazante.
Y que me trague el desastre emocional
que me inyecto a conciencia;
que el llanto inhumano me alegre la tristeza.
Que todo pase sin darme cuenta,
aun sabiendo que no hay bien
que por mal no venga.

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