Desapareciste


Cuando desapareciste,
sentí un ardor jodido en las entrañas.
Se apagó todo alrededor
y quedó mi sonrisa en tu ventana,
como una gota de agua
resbalando hacia un vacío 
que siempre estuvo aquí.

Ahora... ahora me duele hablarme de ti.
Llevo los cristales de tu voz
clavados en el alma
y se desangra
cada vez que un verso
se dibuja en mí.
Es demasiado agotador llorar sin lágrimas.

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