Duerme cielo, duerme...

La noche,
emblema de piel y sentimiento.
Masticada en el alma
como un pájaro negro en nuestra mente
y el silencio oscuro,
y el sonido tenue,
y una voz lejana que grita y se pierde.
La noche no me teme,
y yo aún la respeto.
Ahora nos miramos siempre de frente.
Y las voces chocan en el aire denso
que lleva los versos de mi boca a tu regazo.
Pero duerme;
cierra los ojos y no escuches el viento,
cielo, duerme,
duerme... 
que yo
desde aquí,
prometo unirme a ti en el intento. 



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