Un mundo frágil


Se intenta.
Una vez, dos, tres.
Responde un silencio de hace meses,
agua estancada,
caminos cerrados por arbustos vestidos de espinas
que se adentran en los ojos del viento.

No es una época. No es un día,

ni una hora, ni un año.
El tiempo no tiene palabras
para expresar los cambios necesarios que no se dan,
ni aquellos que no deberían, pero suceden.

Me levanto igual,
acunando un mundo frágil entre las manos.
Cuatro pasos;
un suspiro poético que alumbra
el palmo cuadrado que me delimita.

Y llorar
sólo cuando la penumbra queda en ruinas.

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