Mientras el corazón duerme


Mentí al admitir que rompería los papeles. Nunca he sabido rasgar la memoria ni silenciar el grito que ahoga la coherencia. Ahora tengo un techo apuntalado en cada sueño y recibo el mar como la sentencia cruda que condena el remedio. Pensamientos movedizos acuden a mi auxilio. Qué absurdidad; cuántas falsedades escritas, cuántos inventos vanos, para recrearme en una sombra vacía. -¿es esto lo que llaman sequía? ¿es esto que siento la única verdad?- He puesto demasiado empeño en decorar el barreño que escondo bajo la cama donde guardo las angustias. Si fuera otra vida, quizás el sol saldría dentro de tus ojos y en los míos, una luz plana de crepúsculo cerraría el círculo. Pero no. Caímos vencidos ante los espacios -copa, verso, rocas, miedo- y un cadavérico silencio acumulando pesadumbres en cada deseo. Sigue tu nombre debajo de mi piel coronando mi frente. Sin embargo, abro los ojos y baila la vida mientras el corazón duerme.

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