bailo alrededor de tu sombra
sigilosa
como los pétalos de la flor amarilla
al viento
podríamos encontrarnos
como estúpidos suicidas
regresando a un punto de partida
que nunca tuvimos
y empezar
empezar a recorrer las calles grises
montados en poemas
y soltando manchas de tinta azul
en las alas de las mariposas
abrir la puerta sin hacer ruido
de la urna a la que llamamos hogar
hogar...
sin paredes
y con tantas cosas que decir que no podemos
hogar de aire, de música, de cielo abierto
es demasiado grande el mundo para nosotros
podríamos salir
a comprar una pintura a los artistas
de las orillas del Sena
y colgarla en la pared gris
del recuerdo de Alfileritos
para subir las escaleras de Girona
y cenar colgando de una nube
la tercera
a la izquierda
escuchando estrellas en la vieja radio
el maestro de ceremonias se divierte demasiado
con esta espiral infinita
de síes, de noes, de a medias
pero todavía pienso
-bendito pájaro azul-
que valió la pena
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