Mira, yo ya no pido nada.
Que cuelguen las sogas
de cada rama del árbol de fuego
y pueble las calles la ceniza.
Yo dimito de mí,
de esta vida vacía.
-Alguien sigue estando aquí...
atroz pedigüeño en mi propio centro,
qué más quieres de mí?-
Yo quiero arrancar de ti
el final de este cuento
que jamás quise escribir.
No me dejes hacerlo...
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